Por Pedro Tapia, Gerente Administración y Finanzas
La reciente entrada en vigor de la Ley Karin (Ley 21.643) marca un cambio significativo en el panorama laboral chileno. Este nuevo marco legal no solo exige una actualización en políticas y protocolos, sino que también promueve una transformación cultural hacia un ambiente laboral más seguro, inclusivo y libre de violencia.
La Ley Karin no debería ser vista únicamente como una serie de requisitos que cumplir para evitar sanciones, sino como una oportunidad para elevar los estándares de nuestras organizaciones. Implementar efectivamente esta ley significa ir más allá de los mínimos establecidos. Es adoptar una postura de cero tolerancia frente al acoso y la violencia en el trabajo y establecer medidas sólidas de prevención y respuesta.
El Valor de la Prevención y el Liderazgo
Una de las piezas clave de esta ley es el desarrollo de protocolos claros y accesibles que orienten tanto a trabajadores como a empleadores. Aquí, la capacitación y la comunicación son esenciales. Los protocolos deben ser más que documentos formales; deben integrarse a la cultura organizacional y ser comprendidos por todos los empleados. La transparencia y accesibilidad en estos temas pueden fomentar una cultura de confianza y respeto, disuadiendo conductas inadecuadas antes de que sucedan.
Los líderes organizacionales tienen un rol fundamental en esta tarea. Adoptar y promover prácticas basadas en la Ley Karin, desde la gerencia hasta los niveles operativos, envía un mensaje claro sobre la importancia de un entorno laboral seguro y digno. Al mostrar un compromiso genuino con estos valores, se potencia un ambiente donde el bienestar de todos los colaboradores se prioriza.
Investigación y Resolución con Perspectiva de Género
Otro aspecto crucial de la Ley Karin es su enfoque en una investigación imparcial, confidencial y ágil. La experiencia nos ha mostrado que los conflictos en el entorno laboral, cuando no se abordan adecuadamente, pueden tener repercusiones negativas en la moral, la productividad y la imagen de la empresa. La Ley Karin introduce principios de perspectiva de género en las investigaciones, lo cual es esencial para manejar los casos de manera justa y equitativa.
Apoyo para una Implementación Efectiva
Para muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, cumplir con esta ley puede parecer un desafío debido a la falta de recursos o conocimientos técnicos. Sin embargo, esta es una excelente oportunidad para apoyarse en recursos externos, capacitaciones especializadas y en la asistencia de expertos en auditoría laboral, quienes pueden facilitar una implementación adecuada y robusta.
En SAF, estamos comprometidos en ayudar a nuestros clientes a implementar estas buenas prácticas de manera efectiva. Asesoramos a las organizaciones en la creación de protocolos que no solo cumplan con la normativa, sino que también refuercen su cultura laboral, promoviendo un ambiente de respeto y seguridad.
Un Cambio de Paradigma que Trae Valor a Largo Plazo
En definitiva, la Ley Karin es una herramienta de transformación que, al ser implementada adecuadamente, contribuye a construir ambientes laborales más seguros y respetuosos, con efectos positivos tanto en el bienestar de los colaboradores como en la reputación y productividad de la empresa.
Adaptarse a esta normativa no es una tarea sencilla, pero es una inversión en el valor humano de las organizaciones. Hoy más que nunca, como empresas, tenemos la responsabilidad y la oportunidad de construir espacios laborales en los que todas las personas puedan desarrollarse plenamente, sin temor a la violencia o al acoso.